La Inteligencia Emocional se puede definir como la capacidad de ser inteligente usando las emociones, es entender cómo nos sentimos y por qué y entender cómo se sienten los otros para usarlo en nuestras relaciones. Podemos decir que es esencial para la felicidad
El proceso de conocerse a uno mismo y saber manejarse en las relaciones se divide en 4 fases:
- Conciencia de uno mismo. Saber lo que sientes y por qué lo sientes.
- Autogestionarse. Ser capaz de proponerse retos y de cumplir las metas. Ser positivo ante los contratiempos, tener la capacidad de levantarse y volver a intentarlo, tener lo que se llama resiliencia.
- Empatía. Entender cómo se sienten los demás. Saber leer el lenguaje no verbal y saber qué le pasa a la otra persona. Ser capaces de ponerse en el lugar del otro.
- Relacionarse de manera adecuada. Saber colaborar, trabajar en equipo, influenciar a la gente, persuadir, comunicarse y escuchar.
Es importante entender que cada emoción es importante y tiene su lugar, las emociones son mensajes importantes de debemos escuchar y atender. El problema se da cuando tenemos emociones muy fuertes o están fuera de lugar siendo inapropiadas o incluso que duren demasiado tiempo.
Por lo tanto tener Inteligencia Emocional es saber escuchar qué nos dicen nuestras emociones y saber manejarlas, no permitiendo que te impidan hacer lo que sea que tengas que hacer. Por ejemplo, si cuando voy al trabajo algún conductor se cruza y casi provoca un accidente, a lo mejor me surge una emoción de enfado, necesaria para estar más atento, pero si me llevo ese enfado a mi trabajo ya no estaría cumpliendo la función para la que fue generada convirtiéndose así en disfuncional. Por lo tanto es necesario tener Inteligencia Emocional para saber identificar y manejar las emociones y que no se conviertan en un obstáculo en vez de una ventaja.
“Cada emoción tiene su propósito pero luego termina y hay que seguir adelante”.
A la hora de educar a un niño hay que tener en cuenta que todo lo que haces o dices delante de él le está enseñando Inteligencia Emocional. El cerebro de un niño está diseñado para observar y copiar a las personas que tiene en su entorno. Por lo tanto si quiero que mi hijo tenga una buena Inteligencia Emocional primero tengo que tenerla yo.
Pero tambien podemos ayudarles a que aprendan sobre sus emociones, haciéndoles preguntas, enseñandoles a observarse y a observar sus percepciones corporales, enseñarles la respiración profunda, enseñarles a parar y pensar antes de actuar. Para ello lo mejor es usar juegos en los que ellos se divierten a la vez que se entrenan en conocerse y gestionar.
“Cada vez que ayudas a un niño a gestionar sus emociones
le estás enseñando Inteligencia Emocional”
Por todo esto es importantes que “atendamos a la emoción” de nuestros hijos en vez de gritarles o castigarles.
Cuando tengan una emoción, sobre todo si es fuerte, debemos ayudarles a identificarla, saber qué nos quiere decir esa emoción y gestionarla de manera adecuada para que dure lo gusto y no más.
Si estás interesado en saber más sobre Inteligencia Emocional ponte en contacto con nosotros.
Patricia Robledo Ceinos
Educadora de padres del Centro Fluir.